Instituto de Neurociencias

Descripción textual proporcionada por los arquitectos/as. El extremo occidental de Salamanca es una zona que se caracteriza por una topografía irregular y numerosas urbanizaciones nuevas. Cuando el estudio de arquitectura Vicente Núñez participó en 2004 en el concurso para el Instituto de Neurociencias de Castilla y León, decidió jugar con los desniveles existentes e integrar diferentes plataformas en su diseño. Ganaron el concurso y el edificio construido consiste en una serie de planos inclinados que conectan el tejido urbano con el paisaje original y crean un espacio verde en un entorno densamente urbanizado.

La mayor parte del edificio queda oculta bajo el jardín pensil. Los laboratorios de investigación y las oficinas se encuentran a lo largo de los bordes. En el interior, tres patios interiores aportan luz a algunos laboratorios adicionales y a la zona de circulación interna. El laboratorio de animales y sus instalaciones se encuentran en el sótano, ya que deben estar especialmente aislados del resto del edificio. En el jardín de la azotea se encuentra la zona de descanso, diseñada para no perturbar las actividades diarias de investigación. El auditorio y otras aulas se encuentran en una estructura acristalada sobre la zona de descanso. La fachada está formada por un doble acristalamiento. La capa interior es de vidrio laminado con fibra de vidrio insertada, lo que recuerda la imagen del tejido nervioso. El exterior está formado por paneles de vidrio con finas rayas verticales. Gracias a la textura de la fachada exterior, su aspecto cambia según el ángulo desde el que se mire.

La interacción entre el hormigón rugoso y los cubos brillantes y puros que se elevan sobre un paisaje llano convierte a este instituto en un elemento importante en el contexto urbano en el que se encuentra.